sábado, febrero 03, 2007



Lo bueno es todo aquello que eleva nuestra potencia, que nos potencia. Aquello que entra en composición con nuestras relaciones y nos lleva a sentimientos de alegría, al amor y la beatitud. Lo malo es aquello que descompone nuestras relaciones, pero reduciendo nuestra potencia, trayendo consigo sentimientos de tristeza, odio, resentimiento. El Bien y el Mal son preceptos morales dignos del esclavo, el tirano y el sacerdote, respectivamente, el hombre de pasiones tristes, el hombre que se sirve de estas pasiones tristes -que las necesita para asentar su poder - y el hombre al cual entristece la condición humana, las pasiones del hombre en general... aquellos forman la trinidad moralista.
Combatid el Bien y el Mal, haced de tu cuerpo el deseo de todo lo bueno. Estar mas allá (acá) del Bien y del Mal no se asemeja a dejar lo bueno y lo malo. Todo es un juego de las dosis que debe se llevado a cabo con prudencia.
Nosotros amamos la vida no por estar acostumbrados a vivir, sino por estar acostumbrados al amor. ¿Porque desear pasiones que nos descompongan, dejar pasar afectos que deprimen el deseo? ¿Porque desear (aun) la esclavitud?