martes, julio 31, 2007

Ciudad



“Un hombre atado escucha los aullidos de su hija,

mientras la partían por la mitad en el cuarto de al lado.”

Eduardo Galeano

La ciudad ruge en tartamudo, escupiendo mal paridos futuros laburantes. Es un juego de dados trucados: perder es la mejor victoria, alabanza de mentes desnutridas. Un juego de imágenes, mejor aun, una postal para el primer mundo: un niño juega lamer solera para que sal endulce la sangre mientras madre vende su sexo al juego de impudicia del capital, Pentecostés complaciente de enfermos complacidos. La ciudad calla en tartamudo, y el último silencio se escucha en dientes apretados, del delirio emana un agrio olor a sueños añejos: revolución lo llaman; pero es igual que lamer látex sabor a frutilla, incomparable al sabor de un pene. La salida es la reducción, explicación clara, concisa de hacia donde van nuestras vidas: un callejón oscuro es más ameno que tal idea, sobre todo si esta lleno de depravados, un poco de tragedia no le cae mal a nadie. La ciudad, el tablero inmenso e infinito del impío infortunio, el augurio del hombre posmodernista que le gusta disparar por la culata, una hembra hermosa rebosante de excremento genital que se divierte inyectando aire en venas ajenas. Una canción de amor provoca mayor sufrimientos que los sollozos de un presidiario.






1 comentario:

Anónimo dijo...

mirá vos, i sho pienso en tartamudo...

que dirá tu hijo cuando le palabras tan putrefactas saliendo de tu fiera mente.

mejor andá a leer un poquito de poesía, a ver si se te pega la gracia de cristo. algo tiernuco así como el oliverio. mirá que también, tan bien, hai cosas admirables esn este mundo.

no la ciudad, esoporsupuesto!!